Fue atleta paralímpico consagrado. Ganó la medalla de plata en la maratón de los Juegos Paralímpicos de Beijing 2008 y Londres 2012, llegó en el segundo lugar en el Campeonato del Mundo de Atletismo Paralímpico de Lyon, Francia, en 2013 y obtuvo la presea de bronce en los Juegos Parapanamericanos 2015. Esta es la marca de de Elkin Serna, el superatleta de Urrao.
Pese a los triunfos, la vida del deportista antioqueño con discapacidad visual desde que nació no ha sido del todo fácil. Elkin ha sido víctima del desplazamiento forzado y de la discriminación social. Creció en medio de las fincas ganaderas y prados que cuidaban sus padres. Fue una niñez campesina llena de sueños e ilusiones.
La guerrilla lo sacó huyendo junto con su familia de su pequeña hacienda y llegaron al barrio Zamora de Bello, un municipio ubicado a 11 kilómetros de la cabecera urbana de Medellín. No obstante, las discusiones entre sus padres hicieron que se separaran y entre Lidia y él deciden arrendar una casa para vivir.
Actualmente reside en Guarne, Antioquia, rodeado de jardines y de sus seres más queridos en una vivienda construida por él y a la que llamó “La Campeona”, en honor a todos los triunfos que le ha dado el deporte. Por petición, Elkin Serna narró en primera persona para Señal Colombia Deportes, lo que para él es el verdadero significado de la vida.
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Urrao
Desde pequeño me ha tocado muy duro. Mi mamá tenía una bacteria cuando estaba embarazada de mí y se complicó, lo cual me generó este problema visual que tengo. Perdí el 85% de la visión. Hace 17 años tuvimos que salir corriendo de Urrao.
Todo se dio porque unos familiares se habían aliado con la guerrilla, otros con los paramilitares y nosotros íbamos a pagar las consecuencias de lo que ellos habían hecho. Los dos grupos insurgentes nos querían matar porque creían que éramos cooperantes.
Al llegar a Bello, -muchos me dicen que soy bellanita porque fue allá donde me dieron la oportunidad de surgir en el deporte y siempre he sido muy agradecido con ellos- empecé vendiendo empanadas en las estaciones del metro, mi mamá hacía aseo en diferentes casas y eso nos daba para sobrevivir.
Yo, Elkin Serna, llegué al atletismo por casualidad. Mi mamá trabajaba en Guarne, en una finca en el oriente antioqueño y yo estudiaba en una escuela a siete kilómetros de ahí. Después de caminar diariamente 14 km durante un año, fui cogiendo el fondo suficiente para convertirme en un gran atleta más adelante.
Un día me dijeron que representara a la escuela, acepté, competí con gente mayor que yo y gané. Tiempo después entré a la Liga de Atletismo de Antioquia y el apoyo que recibí fue esencial para mi consolidación. Diego Colorado, Juan Carlos López, Marcelo Hoyos y Libardo Hoyos me dieron muchos consejos que me sirvieron en el momento de las competencias en los Juegos Paraolímpicos.
Me gusta correr pero también me apasiona la construcción. Hace tres años, después de los Paralímpicos de Londres, comencé a construir la que hoy es mi casa. Gracias a Dios y a los recursos que me han dado los patrocinadores y el Estado por competir, he reunido el dinero para terminarla, ya está en un 95%.
Donde vivo con mi familia era un potrero y quise aprovecharlo para hacerle a mi mamá la casa de sus sueños. Es más, cuando me retire del atletismo quiero ser albañil. Es algo que fui aprendiendo desde pequeño cuando trabajé en las fincas en oficios varios y no me va mal.
La parte de la construcción es otro talento, el cual deseo aprovechar para la posteridad. Quiero terminar diciendo que no cuento parte mi historia para que la gente sienta lástima de mi condición ni de todos los esfuerzos que he tenido que hacer para ser hoy por hoy un deportista reconocido, lo quise hacer para ser un ejemplo de superación y de fe. Un ejemplo de esperanza ante las adversidades de la vida, la marca de Elkin Serna, el superatleta de Urrao.
Republicación de Señal Colombia
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