
7 de octubre de 2002. Corría la sexta jornada de la Liga portuguesa en el mítico estadio José Alvalade. En las gradas se sentía el rugir de la hinchada de los 'Leones' de Lisboa, mientras en el terreno de juego, con la casaca número 28, un joven de 17 años y 8 meses vislumbraba en casa con su talento y olfato de gol: Cristiano Ronaldo. Aquella noche fue su debut profesional en las redes. Un doblete ante el Moreirense enmarcó la historia de CR7, el eterno resplandor que dejó en las huestes del Sporting Clube, el equipo de sus amores.
La primera estela de artillero luso llegó en la primera etapa tras dejar en el camino a dos rivales con dribles y enganches que finalizaron con una excelsa definición por encima del guardameta. La acción fue un abrebocas del deleite de talento del número 28. La segunda marca arribó bajo el tradicional sello de CR7: un sostenido en el aire que dejó sin opciones a la defensa rival sobre el cierre del partido que encaminaba el despertar de una leyenda.
Madeira