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Gabriel Ochoa, la obra maestra




"El Médico era como un papá, porque me enseñó muchísimas cosas. Primero, porque yo jugaba en otra posición: yo llegué como un número 10 y él me puso a jugar de puntero derecho. Fue él quien me explicó los movimientos, cómo encarar a los rivales y cómo tirar centros para los delanteros. Eso en cuanto a lo deportivo. Porque en lo personal, empezó por insistirme académicamente: yo no había terminado el bachillerato, porque cuando me vine a Bogotá me tocó suspender. Así que me lo puso como obligación para jugar, acabar el bachillerato, por lo que entré a la nocturna. Yo vivía en la sede del club, en el Minuto de Dios, y me iba hasta el centro a estudiar. Tenía permiso para llegar a las diez de la noche. A las diez pasadas comía, me acostaba, y hasta el otro día. Él me ayudó a formarme, a ver la vida de otra manera y a invertir un poco el dinero, para que cuando me retirara, contara con recursos. Me alentó a hacer una carrera universitaria. Me dio los parámetros, los consejos y las formas para jugar. Si yo hubiera jugado de número 10, no hubiera trascendido tanto como lo hice jugando de puntero derecho. Además, el número 10 de Millonarios era Alejandro Brand, así que yo tenía que acomodarme a la posición. Yo fui la obra maestra del Médico ". EL PAÍS / WIllington Ortiz

 

Estos son algunos de los anécdotas que mantiene en la memoria Willington Ortiz sobre el estratega que lo potencío en el fútbol, el que lo formó y lo llevó a la cumbre del balompié colombiano. Y es que la historia de Gabriel Ochoa Uribe trascendió en las huestes de los equipos históricos del país tricolor. Sello con el 'Embajador' de Bogotá, marca en la historia 'Cardenal' y 'Rey de Copas' en el América de Cali, la institución donde erigió el trono con 6 títulos en la década de los 80's. Su visión como guardameta en sus epocas de jugador le permitió liderar a grandes de Sudaméria en su camino como Director Técnico. Juan Gilberto Funes, Ricardo Gareca, Ruben Juarez, entre otros, estuvieron bajo la dirección del antioqueño, que alguna vez entrenó las leyendas del arco Julio Cozzi. "Siempre fui arquero desde los 14 años. En plena guerra yo llegué a un equipito que se llamaba el Tino Bol de Medellín, la quinta categoría del Unión Indulana, que después fue Atlético Municipal y mucho más tarde el Atlético Nacional. Ahí me formé. Volábamos por la pelota, jugábamos debajo de los tres palos, no sabíamos más. Cuando Pedernera me vio en Millonarios me dijo: “pibe, así no podés seguir jugando”. Vivía con lesiones en las manos, en los codos, en las rodillas, y me trajo a Julio Cozzi, el mejor arquero de esa época. Y ese sí sabía todo, sabía cómo pararse, cómo achicar, cómo saber, por el perfil del atacante, si le pega duro, suave o con chanfle, todo eso lo sabía Julio", comentó Ochoa Uribe a El Espectador

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