En las polvorientas canchas de Pescaíto, uno de los barrios de la comuna 3 de Santa Marta, nació para el mundo la magia del mejor 10 de la historia del fútbol colombiano. Con su melena dorada y estilo de juego, Carlos 'El Pibe' Valderrama conquistó el corazón de los amantes del balompié.
El sueño con la 'pecosa' recorrió el campo de la Castellana, el terreno de juego donde demostró todo su talante, el cual fue inspirado por su padre Carlos 'Jaricho' Valderrama, que en su niñez le regaló su primer balón y sus primeros botines, un recuerdo invaluable para el samario.
En su tierra natal siempre destacó por su brillantez. A los 12 años era un adelantado en el fútbol. Enfrentaba a juveniles de 15 con gallardía y carácter, una de las cualidades innatas de Valderrama.
Justamente esta marca llamó la atención de Edison González Pacheco, 'Roba Pollo' y Caballito Atencio, el maestro del fútbol que lo ubicó como volante de creación, porque el 'Pibe' en sus inicios se proyectaba como delantero.
La decisión de Atencio fue una vuelta de tuerca para el balompié de Colombia. La aparición de un 10 nunca antes visto en tierras cafeteras.
Las primeras pinceladas oficiales fueron en las huestes del Unión Magdalena, el equipo de la tierra. Debut de altura en 1980 ante Independiente Santafe en el estadio El Campín.
El legado continúo con el primer balón oficial de Carlos Valderrama con la Selección nacional. El llamado del técnico Gabriel Ochoa Uribe para disputar el repechaje para el mundial de México 1986 ante Paraguay.
111 partidos con Colombia marcaron la saga del joven que comenzó a soñar con ser un grande de fútbol en las calles de Pescaíto, calles que recorría de pe a pa con su primer balón.
El legado
En 1961 su padre, 'Jaricho' Valderrama, profesor de matemáticas y de educación física en el Liceo Celedón y consejero de El 'Pibe', debutó en la Selección Colombia de Mayores. Fue el primer capítulo de la dinastía Valderrama en el fútbol nacional. El recuerdo quedó plasmado en los Juegos Bolivarianos de aquel año.
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